Muchos de nosotros, estaremos reaccionando con ansiedad ante la situación de incertidumbre que estamos viviendo. Todos sabemos que la ansiedad es un proceso adaptativo que nos alerta de un peligro. Ahora bien, cuando la ansiedad se prolonga en el tiempo, se convierte en desadaptativa y nos genera diversos problemas, llamados síntomas.
Como explicamos en anteriores artículos, ¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?, SÍNDROMES CLÍNICOS DE LA ANSIEDAD y CÓMO MANEJAR LA ANSIEDAD, la ansiedad puede presentar tanto síntomas físicos como psicológicos. Los síntomas físicos se pueden experimentar en forma de taquicardia, sudoración, presión en el pecho, insomnio, cambios en el apetito, etc. Mientras que los síntomas psicológicos se experimentan en forma de pensamientos irracionales, despersonalización, desrealización, irritabilidad, etc.
Uno de los síntomas más comunes de la ansiedad es el pensamiento basado en el miedo o irracional. Por ejemplo, todos en algún momento hemos pensado ¿y si me pasa a mí? Los pensamientos anticipatorios y catastrofistas, son irracionales, por lo que no sirve de nada dedicarle más tiempo a pensar en posibilidades futuras.
Para manejar este tipo de pensamientos, es conveniente escribirlos y comprobar qué probabilidad hay de que ocurra lo que estoy pensando y si tengo pruebas para ello. Normalmente, no adivinamos el futuro ni sabemos lo que va a pasar, así que no sirve de nada darle más vueltas a ese pensamiento. Los pensamientos se manejan mucho mejor fuera, que dentro, ya que, si no, corremos el riesgo de bloquearnos o dejarnos llevar por la fantasía catastrofista. De ahí la importancia de escribirlo y poder llevar la atención hacia otra tarea que sí pueda controlar o manejar.
Cuando tenemos ansiedad, nuestro sistema nervioso autónomo reacciona, y reacciona activándose ante un peligro: con sudoración, dilatación pupilar, aumento del ritmo cardíaco, etc. ¿Cómo podemos manejarlo? La clave está en bajar el nivel de activación. Para ello es crucial manejar nuestra respiración y poner atención plena en ella. Una vez que nuestro cuerpo se relaje, podremos pensar con mayor claridad, ya que, hiperactivados, nuestras funciones cognitivas no responden con normalidad.
En muchos casos, las sensaciones físicas nos las provocamos nosotros sin querer, es decir, si hacemos las cosas corriendo, desayunamos mientras contestamos correos, no descansamos bien, etc, es normal que nuestro cuerpo reaccione. Es muy importante no identificar esas sensaciones con ansiedad, sino que, si estamos haciendo flexiones, es normal que nuestro corazón bombee más rápido (utilizar el pensamiento racional).
Esto es la pescadilla que se muerde la cola, si os dais cuenta: pensamos con mayor claridad si estamos más relajados, y viceversa, si pensamos las cosas de manera lógica, nuestras sensaciones físicas se mantienen a raya.
Utiliza la respiración diafragmática, técnicas de relajación como la de Jacobson, que ya os contamos, (https://www.psicotorres.es/blog/relajacion-progresiva-de-jacobson/)o cualquiera que conozcas.
La actividad física nos va a ayudar a conciliar el sueño (si se realiza por la mañana) y a mantener también nuestros síntomas físicos y psicológicos más estables.
Si buscas, encuentras. Si estás constantemente buscando síntomas, los vas a encontrar. Si estás todo el tiempo mirándote el pulso, observando si tienes más presión ocular, si tu pierna se ha dormido, etc, los síntomas de ansiedad se van a disparar. Es importante descentralizar la atención del cuerpo y ponerte con alguna tarea que requiera atención y concentración.
Uno de los autores más relevantes de la terapia cognitiva es Beck. Este autor puso nombre a lo que conocemos los psicólogos como distorsiones cognitivas. Las distorsiones cognitivas son errores del pensamiento. Son concretas y se generan debido a un sesgo en la interpretación de la realidad. Son similares a las ideas irracionales que se trabajan en la «Terapia Racional emotiva», pero tienen algunas diferencias que comentamos a continuación:
La función del psicólogo en la terapia cognitiva es trabajar junto a la persona que acude a consulta sus actitudes y creencias sobre el mundo, el futuro y el sí mismo. Si las visión sobre estos tres aspectos es negativa, lo más común es que la persona sienta que las demandas externas son excesivas, sienta una profunda desesperanza, desgracia e incompetencia.
Estas son algunas de las distorsiones cognitivas más comunes que se trabajan dentro de la terapia cognitiva. Un Psicólogo puede ayudar a identificar de manera individualizada que sesgos del pensamiento tiene la persona que acuda a consulta. Para ello, es fundamental realizar la historia de vida con el paciente. Eso nos permite conocer mejor su narrativa, es decir, la forma en la que describe su mundo.
La herramienta que utilizamos los psicólogos para debatir estos pensamientos erróneos, tras su previa identificación, es la restructuración cognitiva, también conocida como debate socrático. Dependiendo de la personalidad del paciente está técnica habrá que utilizarla de forma más o menos estructurada.
El objetivo es someter a debate el pensamiento. A continuación, damos una serie de claves para desmontar el error cognitivo que pueden resultar útiles:
En PsicoTorres estamos especializadas en esta técnica de la terapia cognitiva que desmonta las distorsiones cognitivas de las personas. Hacemos un estudio individualizado de cada caso y aplicamos la técnica que mejor convenga. Realizamos un abordaje holista e integrador donde tenemos en cuenta las emociones, pensamientos y conductas de la persona.
Si has podido identificar en ti mismo alguna de las distorsiones cognitivas que hemos expuesto, consúltanos. Estamos en Calle María Auxiliadora Nº 74, 2ºB y Calle María Auxiliadora Nº 55, Entreplanta 1. Pide tu cita en el 653234336.