Esta pandemia, además de una gran crisis sanitaria y económica nos ha traído una gran crisis emocional y nuevos horizontes psicológicos como es el duelo por COVID-19. Además, cada persona, en estos momentos, está luchando su propia batalla interna. Hemos tenido que parar nuestra forma de vivir y readaptarnos a las nuevas circunstancias. Los sanitarios combatiendo el virus en primera linea, también los trabajadores que se dedican a sectores de primera necesidad están expuestos al contagio. Por otro lado, los afectados, los familiares de los afectados y los seres queridos de los fallecidos. El coronavirus nos hace mirar de cara a la muerte en una sociedad tan tanatofóbica como la nuestra. Todos tenemos motivos para sentir miedo, angustia, tristeza, melancolía, dolor…
El COVID-19 nos recuerda nuestra condición de mortalidad, que el tiempo es efímero, que no se puede dejar todo para mañana y menos una conversación importante. Nos recuerda que es lo verdaderamente ESENCIAL. También nos enseña sobre que es lo que nos hace vibrar por dentro y da sentido a nuestra vida. Asimismo, las emociones que, en principio, nos resultan desagradables son adaptativas y necesarias para atravesar el túnel. El túnel es el proceso de duelo.
Como bien comentaron nuestros compañeros de PSICOSANA en su post, «el duelo en tiempos de cuarentena por coronavirus», cuando hablamos de duelo hablamos de pérdida, no solo de muerte. Desde que nacemos estamos expuestos a múltiples duelos: pérdidas de amistades, trabajos, salud, rupturas sentimentales, fallecimientos, etc. Sin embargo, vamos a centrarnos a lo largo de este post en el duelo por COVID-19.
Freud habla de la elaboración del duelo como un trabajo. Un trabajo que consiste en aceptar la nueva realidad. Es un proceso lleno de dolor, no se puede elaborar el duelo sin dolor. También es un proceso de aceptación, tenemos que aceptar que la realidad no es como nosotros queremos. Para ello necesitamos conectar con nuestra emoción, permitirnos sentir.
Existen una serie de fases comunes, pero no significa que todos pasemos por todas ellas ni de la misma forma. Lo más común es una ambivalencia en las emociones. Tampoco es correcto ponerle una «fecha» al duelo, depende de muchos factores como el tipo de vínculo, la forma de la muerte, etc.
En primer lugar, la forma en la que fallece la persona hace que sea más dolorosa la pérdida. Actualmente, están cambiando las indicaciones en cuanto al momento de la muerte y están permitiendo ver al fallecido a algunas personas. Sin embargo, se aleja mucho de lo que hubiéramos deseado. No poder ver a la persona fallecida dificulta aceptar la realidad de la pérdida.
Por otro lado, las personas que pierden a un ser querido en estos tiempos viven su duelo en soledad. Este hecho dificulta la posibilidad de dar expresión a los sentimientos y abrirse al dolor. Necesitamos cercanía y muestras de afecto de nuestros seres queridos. El apoyo emocional recibido en los primeros momentos es fundamental, debido al COVID-19 no podemos tenerlo físicamente, lo que hace que aplacemos nuestro dolor. Podemos tener miedo a enfrentarnos a la oscuridad.
Los rituales nos ayudan simbólicamente a despedirnos de la persona que ha fallecido. El hecho de no poder realizarlos como nos gustaría también puede ser fruto de un mayor dolor. Es recomendable que sigamos haciendo rituales dentro de nuestras posibilidades actuales. Están empezando a trabajar realizando tanatorios virtuales donde habrá una sala de despedida que puede ayudar a elaborar la pérdida. Asimismo, habrá un libro de despedida donde se podrá escribir o un libro destinado para escribir anécdotas sobre el fallecido, el humor es una gran herramienta que ayuda a colocar el dolor.
El duelo es un problema emocional, subjetivo e ilógico, no hay que intentar dar una solución racional, lógica o formal. El objetivo de la terapia psicológica está dirigido a integrar la pérdida, es decir, poder recordar al ser querido con una tristeza sostenible.
Los dolientes por COVID-19 son equilibristas sin red, no cuentan con el apoyo necesario para poder sostener su dolor. Cualquier herramienta con la que se pueda contar es poca. El objetivo de la terapia psicológica también es sostener el dolor para evitar el sufrimiento. El sufrimiento es todo malestar «extra» causado por un manejo disfuncional en el proceso del duelo. La terapia es un lugar donde poder conectar con la pérdida y con todo el dolor que conlleva. Los psicólogos somos los copilotos del viaje, no decimos donde ir, no pisamos el acelerador, ni cogemos el volante. Nosotros podemos sugerir que cuando viene una curva y se va demasiado rápido puede ser peligroso, pero el doliente decide. El proceso del duelo es una montaña rusa desordenada en la que nosotros acompañamos.
En PsicoTorres podemos acompañar en la pérdida. Puedes contactar con nosotros a través del 653234336. Seguimos a tu lado de forma online. Llama y te informamos de todo.
Estamos en época de confinamiento, algunos quedándonos en casa y otros luchando por nuestra salud o haciendo posible el abastecimiento de nuestra ciudadanía. Estamos expuestos a una situación sin precedente, muy difícil a todos los niveles. Por lo que es totalmente normal, tener miedos y preocupaciones. Asimismo, es posible que nuestro estado de ánimo se vea afectado.
¿Cómo podemos gestionar todo esto? No tenemos una solución mágica, pero si podemos hablaros de la fórmula de la felicidad que ayudará en esta época de confinamiento. Nuestras hormonas juegan un papel muy importante; tanto en el estado de ánimo, como en nuestro sistema inmune. Por ese motivo, vamos a dedicar este post para hablaros de la importancia de las hormonas de la felicidad.
Podemos pensar que nada podemos hacer para estimular la química de nuestro cerebro, pero lo cierto es que hay muchas formas de dar un poquito de felicidad a nuestro cerebro de forma natural, sin recurrir a los fármacos. El autocuidado es un ejemplo de ello.
Además, la felicidad no solo incrementa nuestro estado de ánimo, sino que gracias a ella nuestro sistema inmune se fortalece. Lo explicamos con un ejemplo: cuando estamos estresados o sentimos ciertos niveles de ansiedad prolongados en el tiempo, nuestro cuerpo empieza a segregar cortisol. El cortisol es veneno para nuestro organismo, debilita nuestro sistema inmune. Por lo que es muy beneficioso para nuestra salud segregar otro tipo de hormonas, sobre todo las que se relacionan con la felicidad. ¿Cuál es la fórmula de la felicidad?
Gracias a esta hormona tenemos sensaciones como el placer o la relajación. También, nos aporta confianza, seguridad, tranquilidad, optimismo. Sensaciones que en esta etapa de confinamiento son de suma importancia. La dopamina influye en nuestros procesos cognitivos y emocionales. Esto quiere decir que no solo influye en nuestra manera de sentirnos, sino que también tiene un papel importante en la toma de decisiones, la memoria, el aprendizaje, la motivación, etc. Aspectos que las personas que sigan trabajando de forma presencial necesitan tener al 200% para proteger su propia salud, ya que están expuestos al contagio.
Dentro de las hormonas de la felicidad la oxcitocina es una de las más populares porque es la hormona del amor. Está relacionada con vínculos afectivos como la intimidad, sexualidad, confianza, fidelidad, etc. También produce sensaciones de calma y empatía. En el caso de las mujeres, la oxcitocina tiene un papel muy importante en el parto y la lactancia.
Esta sustancia que segrega nuestro cerebro tiene el poder de aliviar el dolor y es una de las hormonas más relacionadas con la felicidad. Nos aporta esa sensación de plenitud. Es esa lágrima que se nos cae cuando nos emocionamos escuchando una canción o esa sonrisa tonta que ponemos mientras hacemos aquella cosa que tanto nos apasiona. Esa oleada de felicidad que nos invade se llama Endorfinas. Es un opiáceo natural sin efectos secundarios.
Esta hormona está relacionada con la autoestima y la confianza. La falta de ella es lo que nos puede generar los estados depresivos. Por ese motivo, es una hormona muy relacionada a nuestro estado de ánimo y bastante conocida por todos. Tiene un papel muy importante en el desarrollo de otras funciones como la digestión, el deseo sexual, la regulación térmica, disminuye la agresividad y regula el sueño.
Aquí os dejamos unas pequeñas recomendaciones para estimular de forma natural la fórmula de la felicidad en el confinamiento. Esperamos que sean de utilidad. Recordamos que podéis contar con nosotras para sobrellevar mejor esta etapa. Podéis poneros en contacto a través del número de teléfono 653234336 y os informamos de como llevamos a cabo las terapias online.