El confinamiento total está llegando a su fin y es tiempo de reflexionar. Poco a poco, según la comunidad autónoma, vamos recuperando hábitos y acercándonos a lo que se está denominando la «nueva normalidad». Sería bueno pararnos a reflexionar, echar la vista atrás y hacer un análisis de cómo nos hemos sentido durante este tiempo. ¿Qué nos ha costado más? ¿Qué hemos o estamos echando de menos? y también preguntarnos sobre ¿Qué nos ha gustado de nuestra nueva rutina? De toda adversidad se pueden sacar grandes aprendizajes, sería interesante analizar sobre cómo hemos estado viviendo antes de la pandemia, cómo hemos vivido durante ella y cómo nos gustaría vivir tras superarla.
Muchas son las personas que nos han comentado en terapia que lo están viviendo como una crisis personal. Nunca antes habían tenido tiempo de parar, de estar con ellos mismos y les está sirviendo para conectar con su propia individualidad. A algunas personas, el confinamiento les está sirviendo para darse cuenta de las sombras de las que intentaban escapar. La hiperactividad, momentáneamente, nos ayuda a escapar de nosotros mismos, pero es un simple parche. Lo que no se resuelve, vuelve. No mirar de cara a nuestros conflictos internos nos condena a tropezar con las mismas piedras, repetir patrones o cometer los mismos errores.
Es tiempo de reflexionar sobre nuestro estilo de vida, si queremos conformarnos con «la mera vida» (como diría el famoso filósofo Byung-Chul Han) en la que somos esclavos de nosotros mismos, o queremos empezar a caminar hacia la verdadera libertad. Lanzamos unas preguntas:
Muchas veces la libertad está en las pequeñas cosas, como por ejemplo, en la capacidad de decir NO. En la sociedad del rendimiento y del «puedo con todo» el no poder poder crea culpa y sentimientos de fracaso que pueden derivar en una depresión del «éxito».
Ahora ya no tenemos que buscar la información, hablamos a nuestro móvil para que en un micro segundo nos exponga a un atracón informativo. No revisamos la fuente y cualquier fake news es plausible para nosotros. Todos somos expertos de cualquier tema. En esto consiste el «Efecto de Dunning-Kruger», podéis profundizar sobre este tema en el siguiente artículo–> ¿Por qué la gente opina de todo sin tener ni idea?
Instagram nos ayuda a ponerle un filtro a la vida y nos hace creer que nuestra autoestima se mide en «likes». ¿Somos tan guapos como nuestros «likes»? ¿Somos tan queridos como seguidores tenemos? ¿Cuántas veces has pensado que te encantaría ir por la vida con el filtro de Instagram? ¿Cuántas veces te has sentido triste por compararte con la foto que ha subido una persona? ¿Alguna vez has pensado que te gustaría que tu vida fuera tan interesante como la que muestra otra persona a través de sus fotos?
¿Cuántas veces has sentido que tienes una careta puesta? ¿Has dicho alguna «mentira piadosa» por vergüenza a la verdad? ¿Cuántas veces has dicho que estás bien cuando no lo estás? ¿Cuántas veces has querido aparentar una imagen en la que tú mismo no te reconoces? ¿Intentas fingir ser unos valores o una persona que no eres? ¿Muestras una imagen de dureza por miedo a que te hagan daño?
Estos son otros de los rasgos característicos que priman en nuestra sociedad. Perjudican mucho a la forma de vincularnos. Queremos cuentos Disney, comer perdices y ser felices para siempre. Nos hemos creído que eso es posible y rechazamos todo lo que tenga que ver con el esfuerzo o sacrificio. Las relaciones serias nos abruman, huimos de los conflictos y el mejor consejo que le damos a los amigos es un «no te rayes». No hay tiempo para la tristeza, el análisis, la reflexión, la paciencia, la espera, el silencio, la incertidumbre, la duda. Todo esto nos genera un terrible rechazo.
Como no existe el tiempo de estar con nosotros mismos, no sabemos quiénes somos, ni quiénes hemos sido, ni quiénes queremos ser. Deambulamos dejándonos llevar por lo que se supone que tenemos que hacer a la edad que nos toca. Asimismo, si no cumplimos esos estándares somos unos fracasados o la oveja negra de la familia.
En PsicoTorres tienes un lugar para reencontrarte con tus luces y sombras. Es un lugar de reflexión y análisis. Podemos acompañarte con las dificultades que estés viviendo. Pide cita previa a través del número de teléfono: 653234336. Te acompañamos tanto en terapia presencial como en terapia on line.
En este Post, queremos recordar algunos errores comunicativos que son importantes que evitemos, sobre todo en esta etapa de confinamiento. No somos robot, seguramente se nos escapen en algún momento alguno de ellos. Sin embargo, el objetivo es tomar conciencia, saber cuáles tenemos e intentar ir mejorando nuestra forma de comunicarnos con los demás. No cuidar nuestra comunicación puede generar problemas de convivencia o dañar las relaciones que actualmente estamos manteniendo virtualmente. Ya es lo suficientemente duro estar separados de muchas de las personas que queremos. Intentemos, en la medida de lo posible, crear un ambiente saludable entre nosotros.
Los errores comunicativos más dañinos son los los cuatro jinetes del apocalipsis que ya comentamos en otro de nuestros post. Según los estudios que realizó Gottman en su laboratorio del amor pueden predecir rupturas de pareja. A continuación, vamos a comentar otros errores comunicativos aplicables a todo tipo de relaciones interpersonales: parejas, familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc.
No tenemos que olvidar que existen tantas realidades como mentes en el mundo. Cuando juzgamos, también estamos dando información de nosotros mismos. Puede que estemos utilizando el mecanismo de defensa de la proyección y estemos colocando en el otro lo que no soportamos o nos molesta de nosotros mismos. Un claro ejemplo nos lo da el paso del tiempo: resulta que la inmensa mayoría repetimos algunas conductas que alguna vez hemos criticado de nuestros padres. ¿No será que ya estaban en nosotros pero no nos dábamos cuenta? Existen refranes que nos recuerdan «Nunca digas nunca», o «Nunca digas que de este agua no beberé». Como seres humanos, tenemos que aceptar la incongruencia y permitir el error propio y ajeno.
También puede ocurrir lo contrario, criticamos lo diferente, lo que nos es ajeno. La pregunta es ¿Por qué? Moralmente tenemos conceptos del Mal y el Bien y aquí no pretendemos entrar en por qué juzgamos las conductas psicopáticas o perversas. Pero si queremos generar una reflexión sobre qué se está moviendo dentro de nosotros en cuestiones más simples. Por ejemplo: ¿Por qué llamamos a alguien egoísta? Quizás esa persona tenga algo que nosotros no tenemos, como el amor a sí mismo. Puede que esa persona se priorice y se elija como compañía cuando nosotros no sabemos estar solos y la necesitemos. Quizás estemos criticando algo que en el fondo envidiamos o que confundamos individualidad con egoísmo. Cada uno debería poner la mirada en sí mismo y aprender de él a través de lo que siente hacia los demás.
En primer lugar, antes de suponer preguntemos a la otra persona, ya que en muchas ocasiones nos equivocamos. En segundo lugar, en vez de juzgar intentemos describir la situación y en base a ella expresar como nos sentimos nosotros.
Es muy difícil no caer en algún momento en este error comunicativo. Es el más común y todos en mayor o menor medida lo hemos hecho alguna vez. Sería importante reducir su frecuencia o hacerlo en nuestra mente pero no transmitirlo al otro ya que no genera nada positivo.
Echar en cara es una forma de proyectar lo que nos frustra en el otro. «Por tu culpa soy una desgraciada». Nos coloca en una posición de víctima, pasiva y nos elude de la responsabilidad. Esta posición bloquea el cambio que se supone que deseamos tener.
Aquí viene otra gran estrella, el famoso «te lo dije». Preguntaros si realmente sirve para algo constructivo. Es otra forma de transmitir juicios morales. Nos estamos colocando en la posición del sabio. ¿Realmente lo somos?
Este tipo de error comunicativo lo utilizamos cuando «mágicamente» creemos poder leer la mente de la otra persona. Es igual de dañino pensar que nosotros lo sabemos todo de la otra persona como pensar que la otra persona debería saberlo todo sobre nosotros. Seríamos personas muy simples si esto fuera cierto. Además genera falsas expectativas, malas interpretaciones y muchas decepciones.
Añadir que este superpoder muchas personas piensan que lo tienen los psicólogos. Lo confesamos: con el graduado nos dan el poder de leer la mente y la varita mágica para solucionar los problemas de las personas.
Es propio de personas que quieren evitar los conflictos. De esta manera, se cronifican y se pueden volver inmanejables.
El absolutismo no acepta la individualidad del otro, no acepta que la otra persona piense de forma diferente. Es un error pensar que nosotros tenemos la verdad absoluta sobre cualquier tema.
Este error comunicativo hace referencia a la tendencia a corregir todo el tiempo al otro y poner el radar en sus fallos.
Hay que saber identificar cuando se está frente a un conflicto irresoluble. Estos son los que desgastan la energía y no llegan nunca a buen puerto. No se puede estar de acuerdo en todo Y NO PASA NADA. Una relación interpersonal no tiene por qué perder calidad por este motivo. Es positivo recordar qué os une y por qué merece la pena mantener la relación, sea del tipo que sea.
En principio querer comunicar es sano pero se convierte en patológico cuando no elegimos bien el momento ni las palabras.
Es un error utilizar el WhatsApp u otras redes sociales, para abordar temas importante. El mejor método es hacerlo en persona. En caso de no ser posible, es preferible tener la conversación a través de una videollamada para poder ver el lenguaje no verbal de la otra persona, o, al menos, por llamada telefónica para ver el tono de voz con el que se dicen las cosas.
En este confinamiento seguimos a tu lado. Puedes concertar tu cita psicológica a través del número de teléfono 653234336. Te informamos sin compromiso. Estamos realizando terapia online.
Tener una buena comunicación en el hogar siempre es importante, pero en época de confinamiento más todavía. Estamos pasando muchas horas juntos, ya sea con compañeros de piso, con las parejas, con nuestros familiares… o si estamos en soledad, en los momentos que nos comuniquemos también es muy importante que sea de forma asertiva.
El hecho de estar viviendo una situación complicada puede generar irascibilidad. No dejemos que ésta nos domine. Vamos a aprender a canalizarla de forma saludable. Como ya hemos comentado es normal tener miedos, o incluso sentirnos molestos con la situación, pero hablemos de ello de forma adecuada.
Como decía el famoso experto en comunicación Paul Watzlawick «es imposible no comunicar». Ser es comunicarse, toda nuestra conducta es comunicación. Lo que decimos y lo que no decimos. Nuestro lenguaje verbal y no verbal. Las miradas, los gestos, los silencios… también expresan.
La comunicación es la base para tener relaciones interpersonales satisfactorias. Somos seres sociales por lo que es de suma importancia estar conectados con los demás. Es una necesidad básica para sentir bienestar.
Para tener una comunicación saludable hay que tener en cuenta distintos aspectos.
Para comunicarse de forma funcional siempre hay que tener en cuenta al otro. Muchas veces el hecho de no tenerle en cuenta nos lleva a lo que denominamos el «sincericidio». Suele ir acompañado de frases como «yo siempre digo lo que pienso», «quien bien te quiere te hará llorar», «si no lo suelto reviento» o derivados. Recordar que la sinceridad sin empatía, es solo crueldad.
Por otro lado, puede ocurrir que el mensaje que vayamos a transmitir sea muy empático, pero si no tenemos en cuenta al otro tampoco va a servir. Existen dos situaciones muy comunes donde ocurre esto:
La comunicación asertiva la utilizan las personas que expresan lo que sienten y piensan sin dañar al otro. Hay una variante en este tipo de comunicación que se puede utilizar para los casos de las situaciones que hemos mencionado anteriormente, es el silencio asertivo. Significa guardar silencio cuando se percibe que la otra persona no está en buena situación de escuchar.
Es muy importante que quede clara la diferencia entre el silencio asertivo con el estilo de comunicación sumiso. Como hemos mencionado, el silencio también es comunicación. En cambio, el sumiso no expresa en ninguna situación cómo se siente y piensa, por lo que es común que posteriormente explote. Sus palabras no dichas pueden manifestarse a través de somatizaciones (dolores de cabeza, dolores musculares, síntomas de ansiedad, etc.) ya que todo lo que callamos, el cuerpo lo habla, o a través del estilo de comunicación agresivo. El estilo agresivo lo utilizan las personas que se expresan dañando a la otra persona, suelen realizar críticas no constructivas, burlas, ataques, desprecios, etc.
Una técnica sencilla que podéis empezar a poner en práctica en estos días de confinamiento para trabajar la asertividad es EL MENSAJE YO. Este mensaje está basado en nuestras emociones. Se utiliza para expresarle a alguien cómo nos sentimos cuando hace ciertas conductas:
«Yo me siento (añadir emoción) cuando tú haces (añadir conducta)».
Si en estos días de confinamiento no conseguís tener una comunicación funcional, os ayudamos. Tener una buena comunicación es una forma de cuidar vuestras emociones y vuestra salud mental. Podéis poneros en contacto a través del número de teléfono: 653234336. Seguimos realizando terapia de manera online.
Estamos en época de confinamiento, algunos quedándonos en casa y otros luchando por nuestra salud o haciendo posible el abastecimiento de nuestra ciudadanía. Estamos expuestos a una situación sin precedente, muy difícil a todos los niveles. Por lo que es totalmente normal, tener miedos y preocupaciones. Asimismo, es posible que nuestro estado de ánimo se vea afectado.
¿Cómo podemos gestionar todo esto? No tenemos una solución mágica, pero si podemos hablaros de la fórmula de la felicidad que ayudará en esta época de confinamiento. Nuestras hormonas juegan un papel muy importante; tanto en el estado de ánimo, como en nuestro sistema inmune. Por ese motivo, vamos a dedicar este post para hablaros de la importancia de las hormonas de la felicidad.
Podemos pensar que nada podemos hacer para estimular la química de nuestro cerebro, pero lo cierto es que hay muchas formas de dar un poquito de felicidad a nuestro cerebro de forma natural, sin recurrir a los fármacos. El autocuidado es un ejemplo de ello.
Además, la felicidad no solo incrementa nuestro estado de ánimo, sino que gracias a ella nuestro sistema inmune se fortalece. Lo explicamos con un ejemplo: cuando estamos estresados o sentimos ciertos niveles de ansiedad prolongados en el tiempo, nuestro cuerpo empieza a segregar cortisol. El cortisol es veneno para nuestro organismo, debilita nuestro sistema inmune. Por lo que es muy beneficioso para nuestra salud segregar otro tipo de hormonas, sobre todo las que se relacionan con la felicidad. ¿Cuál es la fórmula de la felicidad?
Gracias a esta hormona tenemos sensaciones como el placer o la relajación. También, nos aporta confianza, seguridad, tranquilidad, optimismo. Sensaciones que en esta etapa de confinamiento son de suma importancia. La dopamina influye en nuestros procesos cognitivos y emocionales. Esto quiere decir que no solo influye en nuestra manera de sentirnos, sino que también tiene un papel importante en la toma de decisiones, la memoria, el aprendizaje, la motivación, etc. Aspectos que las personas que sigan trabajando de forma presencial necesitan tener al 200% para proteger su propia salud, ya que están expuestos al contagio.
Dentro de las hormonas de la felicidad la oxcitocina es una de las más populares porque es la hormona del amor. Está relacionada con vínculos afectivos como la intimidad, sexualidad, confianza, fidelidad, etc. También produce sensaciones de calma y empatía. En el caso de las mujeres, la oxcitocina tiene un papel muy importante en el parto y la lactancia.
Esta sustancia que segrega nuestro cerebro tiene el poder de aliviar el dolor y es una de las hormonas más relacionadas con la felicidad. Nos aporta esa sensación de plenitud. Es esa lágrima que se nos cae cuando nos emocionamos escuchando una canción o esa sonrisa tonta que ponemos mientras hacemos aquella cosa que tanto nos apasiona. Esa oleada de felicidad que nos invade se llama Endorfinas. Es un opiáceo natural sin efectos secundarios.
Esta hormona está relacionada con la autoestima y la confianza. La falta de ella es lo que nos puede generar los estados depresivos. Por ese motivo, es una hormona muy relacionada a nuestro estado de ánimo y bastante conocida por todos. Tiene un papel muy importante en el desarrollo de otras funciones como la digestión, el deseo sexual, la regulación térmica, disminuye la agresividad y regula el sueño.
Aquí os dejamos unas pequeñas recomendaciones para estimular de forma natural la fórmula de la felicidad en el confinamiento. Esperamos que sean de utilidad. Recordamos que podéis contar con nosotras para sobrellevar mejor esta etapa. Podéis poneros en contacto a través del número de teléfono 653234336 y os informamos de como llevamos a cabo las terapias online.
#YOMEQUEDOENCASA
Todos estamos viviendo una situación compleja y de mucha incertidumbre con la pandemia del coronavirus. Estamos ante una situación novedosa y es normal reaccionar emocionalmente, con angustia, miedo, rabia, tristeza, anticipando, etc.
Estamos inmersos de lleno en un proceso en el que necesitamos tiempo de adaptación, porque como decimos, es una situación nueva. Para poder sobrellevarlo sin que nos veamos desbordados por las emociones, es de suma importancia realizar actividades de rutina y autocuidado.
En PsicoTorres continuamos atendiendo de manera on line. Si necesitas de nuestra ayuda en estos momentos, nuestro equipo estará encantado de acompañarte.
Puede ponerte en contacto en el 652123336 y te informamos de todo. Quedamos a vuestra disposición. Mucho ánimo a tod@s!!